Una de las cosas más gratificantes de militar en un partido es la oportunidad de conocer más de cerca a los compañeros, saber de sus preocupaciones políticas y también, si se tercia, algunas de sus cuestiones personales. Una cena a escote en el excelente restaurante "La Manduca" (Soto, Las Regueras), con el pretexto de celebrar el Año Nuevo, me permitió compartir ayer varias horas de agradable conversación aderezada con un cachopo insuperable, de premio.
La artífice principal del encuentro forista fue Geni Alvarez García que hizo todo lo posible por hacerme sentir muy a gusto. Lo consiguió.
Geni es una mujer implicada con la mejora de Las Regueras y todo cuanto la rodea. Además, aunque no salió elegida concejala en Mayo, es de las que se mueve y, llegado el caso, se para a escribir los folios que hagan falta, rebuscar datos para documentar un problema, sacarlo a la luz y luchar por resolverlo. Me lo demostró hace un par de meses con la preocupante situación de la envejecida y poco cuidada traída de aguas a diferentes localidades de su concejo, asunto que debatimos en la Junta General del Principado al hilo de una iniciativa de Izquierda Unida sobre el manantial de "La Mofosa".
Geni es una mujer implicada con la mejora de Las Regueras y todo cuanto la rodea. Además, aunque no salió elegida concejala en Mayo, es de las que se mueve y, llegado el caso, se para a escribir los folios que hagan falta, rebuscar datos para documentar un problema, sacarlo a la luz y luchar por resolverlo. Me lo demostró hace un par de meses con la preocupante situación de la envejecida y poco cuidada traída de aguas a diferentes localidades de su concejo, asunto que debatimos en la Junta General del Principado al hilo de una iniciativa de Izquierda Unida sobre el manantial de "La Mofosa".
Junto con Geni hay otros compañeros que trabajan esforzadamente y en condiciones difíciles por Las Regueras y por Asturias. Al final de la cena alguien apuntó -probablemente con mucha exageración- que era la primera vez en muchos años que un Diputado del Congreso estaba por allí y todos se mostraron agradecidos por mi presencia. Fue entonces cuando, desbordado, me olvidé del cachopo para degustar con humildad y pudor las delicias mayores que me dedicaron generosamente mis compañeros. A la una y pico de la mañana regresé a Gijón sintiéndome un privilegiado por compartir ilusiones, sueños, batallas y partido con ellos. Muchas gracias a todos.