sábado, 26 de marzo de 2016

En defensa de la industria básica asturiana y española


·       “Es un asunto de tanta prioridad que gracias a FORO se va a someter a votación una iniciativa parlamentaria en la primera Comisión de Industria y Energía que se celebrará el próximo martes en el Congreso de los Diputados”

·       “No asistiremos impasibles a las amenazas de deslocalización de nuestras industrias y por tanto es inaplazable el fomento de la competitividad”


·       “No admite demora el establecimiento de un nuevo sistema de suministro eléctrico de precio competitivo, estable y predecible, tanto en lo referente al resultado del mercado eléctrico como a los costes regulados y carga fiscal”


El diputado nacional de FORO, Isidro Martínez Oblanca, defenderá el próximo martes en la Comisión de Industria, Energía y Turismo del Congreso una iniciativa para “favorecer  la competitividad de las industrias básicas electro-intensivas (metalurgia, siderurgia, cemento, gases industriales, química y otros) mediante el establecimiento de un nuevo sistema de suministro eléctrico de precio competitivo, estable y predecible, tanto en lo referente al resultado del mercado eléctrico como a los costes regulados y carga fiscal, para disponer de unos costes energéticos semejantes a los que podrían obtenerse en otros mercados que le permitan a las industrias españolas lograr una estructura de costes adecuada para competir en igualdad de condiciones con las industrias europeas”.

Según Oblanca, “miles de puestos de trabajo estables y cualificados en la industria básica asturiana y española dependen de que el Gobierno establezca de una vez unos costes energéticos homologables para competir con los países europeos. Es un asunto de tanta prioridad que gracias a FORO se va a someter a votación una iniciativa parlamentaria en la primera Comisión de Industria, Energía y Turismo que se celebrará en esta Legislatura”, indicó el diputado asturiano.

“No asistiremos impasibles a las amenazas de deslocalización de nuestras industrias y por tanto es inaplazable el fomento de la competitividad  y no admite demora el establecimiento de un nuevo sistema de suministro eléctrico de precio competitivo, estable y predecible, tanto en lo referente al resultado del mercado eléctrico como a los costes regulados y carga fiscal”, dijo Oblanca, que confía en sacar adelante su iniciativa parlamentaria.

jueves, 24 de marzo de 2016

Emociones inolvidables


Jueves Santo en Gijón. Muchas gracias a mi compañero de FORO Juanjo Lada, a Ignacio Alvargonzález, Hermano Mayor de la Ilustre Hermandad de la Santa Misericordia, y a todos los que a las indicaciones de Jacinto Pidal arrimaron el hombro en la procesión del Cristo de la Misericordia y de los Mártires. Emociones inolvidables.

martes, 22 de marzo de 2016

Reunión del pacto antiyihadista

·       “Respaldamos al Gobierno para dirigir la respuesta ante cualquier ataque terrorista como el de hoy en Bruselas o en 2015 el 7-J en Londres, el 7-E y el 13-N de París, el 27-J y el 24-N de Túnez; el 31-O de Sinaí en 2014; el 11-M en Madrid en 2004, o el 11-S de Nueva York en 2001”

·       “Reiteramos nuestro apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado en su labor permanente de alerta para prevenir los riesgos del yihadismo y de todas las amenazas terroristas que sacuden al mundo”

domingo, 20 de marzo de 2016

"Del viejo Detroit al viejo Oviedo", artículo de Enrique Alvarez Sostres

Artículo de Enrique Alvarez Sostres Publicado en El Comercio (Edición Oviedo) 

La negación hegeliana de que desde la historia se puede aprender algo si se la deja hablar y la manipulación de la misma, por acción o dejación, impide aprender de ella y lleva a repetir con omnipotencia lo que se ignora, al ser incapaces de percibir lo que de repetición o parecido con episodios pasados tienen los mismos acontecimientos. Me encontré hace unos días con un amigo, compañero de estudios de Salamanca de los años 60, que lleva casi 35 años trabajando en Estados Unidos, hasta hace poco en Detroit (Michigan), un viejo foco de riqueza industrial de la segunda mitad del siglo XX, cuna de Ford y sus principios creadores del capitalismo moderno. Me comentaba la dinámica de autodestrucción de este gran foco urbano –hasta los años 90, la quinta ciudad norteamericana- y me describía el ocaso de toda una gran ciudad en pleno corazón del imperio estadounidense. Un antiguo símbolo del poderío industrial del sueño americano, donde hoy, sin embargo, se venden viviendas por el precio simbólico de un dólar, dado que nadie quiere habitar el inhóspito silencio de unos barrios abandonados que no tienen electricidad, ni agua, ni Policía, ni escuelas. Y todo eso fue poco a poco. Porciones enteras de la ciudad han muerto. Otras están agonizando. Otras más sobreviven, pero lo hacen rodeadas de un amenazante marasmo de solares vacíos y calles abandonadas. 

 Mientras me describía el declive de Detroit como un fenómeno fascinante por las imágenes que ha generado, especialmente en forma de ‘naturaleza muerta’ arquitectónica y social, nos trasladamos en coche a aquellos barrios de Oviedo hoy en ‘reconversión a la nada’, donde la conjunción del poder político municipal, autonómico y nacional, en combinación con la élite empresarial, familiar y endogámica, se combinaron para una transformación, por acción o dejación, de la vieja estampa de la arqueología industrial, sanitaria y de servicios.

 Lo mismo que han sido las fotografías del ‘Times’ del Reino Unido (E. J. Rodríguez) de los espacios abandonados las que han atraído las miradas del mundo hacia una ciudad que llevaba décadas descomponiéndose en silencio, pronto algún tabloide similar –y seguro que no aborigen– se hará eco de lo que está pasando en Oviedo y en Asturias. Podemos ver en documentos gráficos hospitales abandonados, aulas, consultorios de dentista, ‘fast food’, restaurantes, pubs, oficinas, bibliotecas, hoteles, teatros… vacíos, descascarillados por el tiempo, sumidos en el desorden, así como grandes atracciones para población okupa, que precede al desamparo social y caos educativo. Un fantasmagórico espectáculo de objetos cotidianos a los que ya nadie dará uso, pequeños pedazos de civilización que se han perdido y nadie sabe cómo recuperar. 

 ¿Qué había sucedido? En sus buenos tiempos, la motor city Detroit fue un paraíso del empleo, uno de los lugares donde resultaba más fácil establecerse para los forasteros. Su inmensa industria del automóvil y los servicios de todo orden la habían convertido en una metrópolis, porque había trabajo, dinero, negocios y ganancias con gran capacidad para atraer población. Aquella prosperidad se transformó en lujuria arquitectónica. Se construyó. Y se siguió construyendo. Pero en Detroit nunca se consiguió que todos remasen al unísono y las grandes decisiones municipales o federales, de error en error, entre los que se encuentran los problemas de racismo segregante, dibujaron otra estampa ya irrecuperable. La lista es ciertamente apabullante en un ejercicio de prepotencia, desprecio a la ciudadanía, irresponsabilidad política, afán de lucro y corrupción en definitiva en grado máximo, con gravísimas consecuencias para el modelo de ciudad.

 La fábrica de La Vega, como gran emporio armamentístico y de empleo de 120.000 metros cuadrados, al que nuestro tenue alcalde quiere aplicar ingenuamente la revisión de la desamortización del bienio progresista de O’ Donnell y Espartero; el barrio central de Buenavista-El Cristo, gran foco sanitario regional y nacional, con 17 edificios con más de 136.000 metros cuadrados, trasladado sin plan de sustitución comercial y urbanístico de la zona; el antiguo Carlos Tartiere, hoy monumento a la incompetencia funcional arquitectónica, urbanística y especulativa de las viejas familias políticas y empresariales en nombre de Calatrava; la antigua estación del Vasco, estampa de la burbuja inmobiliaria, con amagüestos políticos-empresariales; el desaguisado expoliador perpetrado en Villa Magdalena; la inexistencia de un impulso reparador de un turismo con mayúsculas no solo de ocio, sino de crecimiento de los servicios por atracción de negocio que merecen un lugar aquellas propias de la atracción turística y de población. En esencia, todo confluye en que debe establecerse una cooperación público-privada, con formación de nuevos recursos asociativos, con eventos especiales que atraigan el gusto de los ciudadanos de fuera como siempre ha sido, con inversión en nuevas tecnologías adaptadas al nuevo modelo de turismo, ayudado por un transporte específico complementario del tantas veces prometido y nunca cumplido transporte exterior. Todo ello me hace sentirme triste y pesimista. El poder municipal y ciudadano tiene que reaccionar. A ello fueron dedicadas las intenciones del entusiasta grupo de Foro Oviedo, con la publicación, el 19 de mayo de 2015, de un paquete de 50 medidas para “revitalizar Oviedo y recuperar el orgullo de ser la capital”. Las nuevas autoridades municipales, que tanta vitola de modernidad traían, deben abandonar la política de tipología activista sin crear nada, salvo el chau, chau estéril que conduce a una muerte política aún joven. Me despido de mi amigo que me susurra: “Cuando vuelva en dos o tres años espero ver algo mejor. Oviedo y Asturias no pueden ser un sitio del que uno se va, sino en el que uno se queda”.