sábado, 9 de enero de 2016

En alpargatas hacia el Everest

Acabo de ver la rueda de prensa de Artur Mas en la que ha anunciado un "pas al costat" para ceder in extremis la candidatura a la presidencia de la Generalitat catalana a su compañero de Convergencia Carles Puigdemont. Tras varias semanas de ambiente político circense, la CUP separatista se ha salido con la suya y mediante una estrambótica cesión de dos de sus diputados al Grupo de Junts pel Sí consiguen evitar la repetición de nuevas elecciones autonómicas lo que equivale, desgraciadamente, a su estrategia para tratar de romper España.

"No se puede escalar el Everest con alpargatas" ha dicho Más para justificar su renuncia a la presidencia del gobierno catalán. Es una metáfora que tiene varias lecturas; yo prefiero interpretarla desde el punto de vista de la exigencia democrática del cumplimiento de la Constitución y las leyes: sin buen calzado, sin recursos, sin atenerse a las reglas no se puede pretender ir muy lejos y menos aún a lugares fríos, inhóspitos, remotos, por muy arriba que se quiera subir. Y no solo hay que tener unas buenas botas; también la "solidaridad" en la alta montaña es fundamental. Los españoles contribuimos generosamente a la prosperidad de la sociedad catalana y, desde el resto de España, aspiramos a un trato equilibrado que nos iguale a todos en esa aspiración. 

Con la elección, mañana domingo, de Puigdemont -acreditado independentista- las provocaciones a la soberanía nacional continuarán arreciando. Necesitamos urgentemente un gobierno fuerte en España que haga frente a lo que se nos viene encima.