Jornada de vértigo a cuenta del último capítulo de la ronda de Consultas del Rey a los partidos políticos de cara a la investidura del Gobierno. Cuando ya me estaba preparando para acompañar al más joven forofo de mi casa a ver el encuentro liguero del Sporting con la Real Sociedad, la radio suelta el notición: Mariano Rajoy declina ante el Jefe del Estado su invitación a conseguir la confianza del Congreso de los Diputados y formar Gobierno. A partir de ahí casi ni me enteré de que Carmona marcó el gol más rápido en la centenaria historia rojiblanca -14 segundos- y eso que mi asiento estaba cercano a la portería. Mi pinganillo echaba humo tras la rueda de prensa de Rajoy y no dejaba de ofrecer las opiniones de urgencia de los descolocados analistas radiofónicos. Para rematar, entre meme y meme de Los Picapiedra, el guasap de mi móvil me anticipaba que el miércoles se iniciará una segunda ronda de Consultas.
En plena ebullición informativa, el exsecretario general socialista Pérez Rubalcaba abandonaba su discreción para twittear muy molesto con la multitudinaria rueda de prensa que Pablo Iglesias (Podemos) ofreció tras su paso por La Zarzuela en la que le endosó medio Gobierno a Pedro Sánchez. A todo ésto el líder socialista se mostró dispuesto a negociar un gobierno con Podemos, Izquierda Unida y demás miembros de la cofradía del "juntos por el no" (no a un gobierno de centro derecha; no al Partido Popular; no a Rajoy y no a España) que es, a mi juicio, lo que arrastró a Rajoy a declinar la invitación a formar gobierno por ser la lista más votada y con mayor número de escaños.
La situación política es muy delicada. Ha pasado más de un mes desde las Elecciones Generales y la sensación de bloqueo es total a la par que no se despeja la incertidumbre. Mi sensación es que en la vertiginosa jornada de hoy, inédita en la historia reciente de España, ha ganado la política espectáculo frente a la política seria, pero la complejidad aritmética parlamentaria augura la posibilidad de giros y yo, como español, mantengo la esperanza de que el próximo gobierno lleve la Constitución por bandera.