sábado, 2 de enero de 2016

Miau

"A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la escuela pública de la plazuela del Limón salió atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios. Ningún himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones, es tan hermoso como el que entonan los oprimidos de la enseñanza elemental al soltar el grillete de la disciplina escolar y echarse a la calle piando y saltando". 
(Así da comienzo Miau, de Benito Pérez Galdós)


He releído "Miau", de Benito Pérez Galdós, escrita en 1888 durante el ambiente madrileño de  la Restauración borbónica, bajo el reinado de Alfonso XII. El onomatopéyico titulo gatuno viene dado por el parecido fisonómico que el vecindario daba a las gastizas mujeres sobre las que gira la obra aunque el principal protagonista es Ramón Villaamil, un probo ex-empleado de la Administración del Estado al que las intrigas y puñaladas han dejado cesante. La doctrina de Villaamil, "Moralidad, Income-tax, Aduanas, Unificación de la deuda", también responde al acrónimo M.I.A.U. 

La novela tiene un final triste puesto que el frustrado Villaamil, del que la gente acaba rehuyendo por su insistencia en dar sablazos para satisfacer las deudas que genera la fingida opulencia de las mujeres de su familia, se suicida amargado por su propia situación (después de toda una vida de trabajo le faltan solo dos meses para alcanzar una paga de jubilación) y por la deriva del hogar en la que no falta un yerno crápula y sanguijuela que contribuye fatalmente al desánimo apartando al niño Luisito, el único nieto del protagonista, del entorno familiar.

La vida de Ramón Villaamil es la tragedia de las personas íntegras y rectas a las que, ya al final de su vida laboral, les sobreviene el paro y acaban envueltas en un círculo del que no pueden salir y menos aún si están rodeados de familiares incapaces de adaptarse a una situación económica de grandes estrecheces.

Dicen que Pérez Galdós no tenía en especial consideración por esta obra que escribió en un par de meses, pero "Miau" ha envejecido bien y las situaciones humanas que se relatan son perfectamente adaptables a todas las épocas.