Artículo de Cristina Coto, Presidenta de FORO
Publicado hoy en el diario El Comercio
Javier Fernández y su equipo de gobierno se dedican en estos primeros meses de 2016 a justificar su acreditada inoperancia en la falta de los Presupuestos que no fueron capaces de pactar con nadie, excepto con IU, y a transmitir, más o menos explícitamente, que se están produciendo perjuicios para la buena marcha de los sectores de la economía asturiana. Para evitar que las manipulaciones de la realidad surtan los efectos buscados, creo que lo mejor es salir al paso cuanto antes con algunas evidencias que no necesitan demostración. Primera, el Principado contó con Presupuestos aprobados cada año desde 2000, excepto la prórroga presupuestaria en 2008 al no llegar PSOE e IU a un acuerdo –lo solucionaron al año siguiente–; en 2012, forzada por PP, PSOE e IU frente al Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos, que disolvió la Junta General del Principado, y la de 2014, forzada por el PP, UPyD, IU y Foro frente al Gobierno de Javier Fernández, que siguió en el puesto sin inmutarse. Segunda, las evoluciones de población, crecimiento económico y empleo de Asturias en los últimos años son las peores de España, como acreditan los datos estadísticos que elabora y publica el INE y rubrica el SEPE.
Conclusión: de poco o nada sirvieron los Presupuestos regionales para frenar la despoblación, para enderezar el rumbo de nuestra economía o para detener el avance del desempleo en el Principado de Asturias. Y esta conclusión nos pone en la pista de las verdaderas causas del profundo y continuado proceso de divergencia que sufre Asturias respecto del resto de las comunidades autónomas españolas. Usando el símil de la medicina, Asturias es como un enfermo con daños severos aquejado de un largo proceso infeccioso que necesita un tratamiento específico contra el agente causante de la patología. Si a un paciente de estas características le recetaran un tratamiento inapropiado, es evidente que no se curaría de sus males. Al facultativo de guardia no le basta decir «el paciente necesita antibióticos». Todo el mundo sabe que es preciso hacer unos cultivos, identificar el germen y recetar, no un antibiótico cualquiera, sino el antibiótico adecuado para vencer la enfermedad.
Con el cuadro de las dolencias que presenta el tejido productivo de Asturias no vale cualquier receta económica expresada en unas cifras presupuestarias de ingresos y gastos elegidas caprichosamente. Así nos va a los asturianos con los Presupuestos que hemos venido sufriendo de la mano de los gobiernos de mayoría socialista que solo han servido para agravar nuestra situación. Para acertar con el tratamiento, Asturias tiene que cambiar el ‘antibiótico’ o proyecto presupuestario que, año tras año, pertinazmente, hemos padecido y cuyos efectos en lugar de beneficiosos han sido claramente nocivos y devastadores para nuestra salud socioeconómica.
En primer lugar, Asturias tiene que desprenderse de la telaraña paralizante de las subvenciones clientelares de la Administración del Principado, dirigidas a tejer una economía subsidiada que sirve de plataforma para fomentar el voto cautivo de los administrados, y tiene que cambiar las viejas recetas por nuevas medidas que creen las condiciones para fomentar una economía activa, basada en la competitividad, que asegure la libertad de los emprendedores y que ofrezca confianza frente al riesgo inevitable de toda iniciativa. Hay que dejar fuera de juego a la plaga de saqueadores de los Presupuestos regionales, que viven del favor del gobierno afín, para estimular sin colores partidistas a todo aquel que demuestre capacidad de innovación y asuma el riesgo de emprender un negocio en un marco de competencia sin tutelas ‘proteccionistas’.
En segundo lugar, Asturias no puede estar a la cola de España en población, en crecimiento y en evolución del empleo, y seguir a la cabeza de España en presión fiscal, con los tipos impositivos más elevados en el tramo autonómico del IRPF o de Hidrocarburos, de Patrimonio, de Sucesiones y Donaciones, y de Transmisiones Patrimoniales, amén de numerosas tasas menos conocidas pero tan perjudiciales para estimular la economía como los anteriores.
En tercer lugar, en la selección del gasto público la burocracia de un sector público ineficiente no puede consumir los recursos necesarios para financiar las inversiones creadoras de actividad, con efecto multiplicador sobre el empelo, o para dotar a los servicios esenciales del personal docente, sanitario o asistencial imprescindible para garantizar la calidad del Estado del bienestar de los asturianos, sacrificada en aras del bienestar de los instalados sobre las espaldas de la mayoría de los ciudadanos. La comunidad autónoma más envejecida de España tiene que seleccionar sus prioridades en consonancia con sus necesidades reales del crecimiento, de la dependencia, de la sanidad y de la gran apuesta por el futuro de nuestro país que es la educación.
No trato de exponer un programa, sino que me estoy limitando a esbozar las líneas básicas de unos nuevos Presupuestos, los que Asturias necesita para cambiar el rumbo de nuestra imparable decadencia. Mientras otras comunidades autónomas españolas crecen y crean empleo, Asturias se hunde en un proceso indeseable de declive, a pesar de los Presupuestos aprobados cada año, ¿Por qué? Por causa de unos malos Presupuestos regionales, nocivos y perjudiciales para crear las condiciones socioeconómicas adecuadas que reclama el país. Asturias no necesita cualquier mal Presupuesto para seguir por el camino de Javier Fernández y los socialistas; necesita unos buenos Presupuestos que proyecten los instrumentos precisos para emprender una nueva senda de crecimiento y progreso. Estos y no otros son los Presupuestos del Principado que reclamamos desde Foro.