Para evitar sorpresas desagradables con los vuelos y no faltar a la cita imprescindible con la Sesión Constitutiva del Congreso de los Diputados, viajé esta tarde para dormir en Madrid y estar mañana temprano en los escaños del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. El vuelo salió con retraso de Asturias. Ya en Barajas, cuando estaba sacando el billete del Metro escuché a un empleado como trataba de explicar muy esforzadamente a dos chicas de rasgos orientales y cargadas con dos grandes maletas el recorrido hasta la Puerta del Sol. Yo también iba a la misma estación así que, osado, me brindé a hacer de guía.
- Do you speek spanish?,
- ...
- ¡Glups! I don't speek english! ¡Seguidme!
Ya en la gélida terminal de Metro de la T4 volví a la carga:
- Japanese?
- Koreans
El trayecto en Metro desde la T4 hasta Sol (en realidad Vodafone Sol) es largo y complicado. Hay que bajarse en Nuevos Ministerios, tomar un enlace con la linea que pasa por Plaza de España a través de largos pasillos y luego otro enlace -más pasillos- para tomar la línea que llega a la Puerta del Sol. Las chicas, más o menos de la edad de mi hijo Adrián, me seguían entre sorprendidas y escépticas, tratando de confirmar en un plano que íban en la buena dirección. A medida que nos acercábamos hasta nuestro destino fueron relajando su escepticismo y la salida en la Puerta del Sol bulliciosa de gente acabó por vencer sus dudas respecto a las intenciones de su guía español...
Su hotel estaba en la Calle Bordadores y el mío en la calle Arenal así que mi labor samaritana pudo continuar hasta indicarles prácticamente su lugar de destino. Se las notaba cansadas del viaje en avión, probablemente de muchísimas horas.
- Welcome to Spain!, me despedí casi 50 minutos después de conocernos en Barajas.
-Thank you very much!
Y me fui satisfecho al Hotel Francisco I, mi hogar provisional en Madrid, habitación 501.