Echando chispas me ha llamado por teléfono Victor Díaz, un veterano
deportista que tiene una envidiable afición por conocer, coleccionar y defender la historia
local gijonesa. Víctor, como yo, nació en el barrio de La Arena y, también como yo,
vio mucho deporte y mucho espectáculo en el Pabellón Municipal de Deportes que
se construyó en uno de los solares del barrio durante los años sesenta y que
fue el primer polideportivo cubierto y con gradas que hubo en Asturias. Allí
viví muchos momentos de emoción y de épica deportiva. En sus sótanos aprendí a
las órdenes de Pis algunas llaves de lucha. En su ring vi a Rodolfo García
derrotar a “Gitano” Jiménez en un memorable combate de boxeo. En su pista los
adolescentes del barrio descubrimos la belleza con las grandes campeonas del
Medina de balonvolea (se llamaba así, de aquella) que dirigía Justo González.
A Víctor le ha molestado –y con razón- que el Ayuntamiento vaya a tomar
la decisión de cambiar el nombre del Pabellón de nuestro barrio para recordar a Ed
Johnson, un mítico jugador-entrenador de baloncesto que se ganó el afecto de
muchos gijoneses y que falleció en Atlanta (EE.UU.) la pasada semana. Aclaro
que me unió a Ed Johnson el privilegio de compartir varios “5 de enero” de
Cabalgata por las calles gijonesas y que, como a todos los aficionados al deporte,
me proporcionó grandes partidos de baloncesto. Además era, sobre todo, un tipo de gran
nobleza que conquistó el corazón de cuantos le conocimos.
Dicho ésto, jamás discutiré que se quiera perpetuar la
memoria de alguien aunque soy más bien de la escuela del maestro Rufino Meana que, hasta su muerte, ilustraba periódicamente en la sección de 'Cartas al Director' de "El Comercio" con algunos disparates del callejero local y no pocas omisiones abominables. Me parece muy bien que en las placas de nuestras calles o en nuestras
instalaciones culturales, deportivas o de toda índole se honre a quienes algo
hicieron por los gijoneses y se les recuerde, pero, por favor, que no sea a
costa de eliminar o modificar referencias que ya forman parte del acervo local y de su historia. Hace unos pocos
meses el Ayuntamiento también quiso sustituir el nombre de la calle La Merced y se armó una gorda en la ciudad, comenzando por los propios vecinos y comerciantes. Ahora se
quiere quitar el tradicional nombre del Pabellón de La Arena y tampoco me parece acertado.
Ed Johnson merece ser recordado-¡por supuesto que sí!- pero no debería ser a costa
de que Gijón pierda el nombre del Pabellón de Deportes que está en el barrio
donde nací y crecí: La Arena.